miércoles, 24 de agosto de 2011

Lo mejor está por llegar

Soy una mujer con suerte. Sí. Tengo una gran familia, amigos de toda la vida y una carrera profesional que nadie me podrá discutir. Es intachable. Qué está mal que lo diga yo? Pues no! Si no te valoras a ti mismo, quién te va a valorar? A ver… que no soy ninguna prepotente, ni mucho menos, y los que me conocen de verdad lo saben. Evidentemente cometo mis errores, y de ellos, créanme, aprendo. Nadie nace sabido.
Desde pequeña tenía claro que quería ser periodista. Contar historias. A mi corta edad (digo bien, a los 30 estás en la flor de la vida) he cumplido muchos objetivos. Terminé mi carrera año por año. Desde el primer curso me apunté a prácticas de todo… televisión, radio y prensa escrita. Fueron cuatro años geniales en Madrid. Que locuras. Hice de todo! Dediqué mi tiempo en formarme en todos los campos.
He trabajado en televisión, puedo presumir que fui una de las compañeras de pupitre de Matías Prats! Toma ya! También he trabajado en radio, medios escritos y gabinete de prensa. Nadie me ha regalado absolutamente nada. Me lo he currado yo solita. Así, con dos ovarios. Pero, claro, siendo mujer siempre tienes que demostrar el triple y más si fuiste… bueno, esta parte la prefiero obviar…
Nunca se me ha subido nada a la cabeza ni me he considerado mejor que nadie. Mis padres siempre me han enseñado a tener los pies en la tierra para que las caídas sean menos dolorosas. Siempre he sido una ingenua de la vida, pero poquito a poco me estoy espabilando. En casa siempre me han enseñado a que las cosas en la vida pasan por algo, aunque muchas veces no lo queramos ver. Una vez publiqué un artículo en el Periódico El Día en el que hablaba de las vueltas que puede llegar a dar la vida. De lo cíclica que es. No soy rencorosa, aunque lo debería de ser con algunas personas que me han hecho daño. Pero ya ves, no lo soy. Un amigo periodista escribió ayer en su blog que va a esperar ver el cadáver de su enemigo pasar por delante de su casa, y que lo esperará comiéndose un bocadillo de atún, con las piernas cruzadas y moviendo su pie con las cholas puestas. Creo que le voy a pedir que me prepare una silla bien cómoda pero, más que un bocata como el de él, prefiero una copita de Baileys en mi mano derecha mientras le doy a él mi mano izquierda y con un buen taconazo puesto. No te confundas, te repito que no soy rencorosa ni le deseo mal a nadie y tampoco tengo enemigos en mi vida, simplemente porque no pierdo mi tiempo en ellos, sólo que dicen que en la vida todo se paga. Recuerda algo muy importante: nunca hagas lo que jamás te gustaría que te hicieran. Torres más altas he visto caer. Así que voy a probar esta experiencia a ver qué pasa.
Hoy estás, pero mañana? Que sabes lo que va a pasar mañana? No lo sabe nadie y menos tú. Que orgullosa me siento de mí, de lo que soy, de mis ‘cagadas’ en la vida, de mis caídas, de mis llantos, de mis discusiones, de mis impulsos, de mis manías, de mis gritos… por qué? Te lo digo. Porque siempre he tratado de arreglar mis ‘cagadas’, me he sabido levantar, después de hincharme a llorar me he reído como la que más, porque cuando discuto soy la primera que pide perdón, porque mis impulsos me hacen más fuerte, porque mis manías me hacen diferente y porque mis gritos siempre se oirán, gusten o no.
Todos tenemos días buenos y días malos. Tú también, no lo olvides.
Gracias a mi grupo especial (cuyo nombre no pienso revelar para preservar nuestra intimidad) por estar siempre y, sobre todo, en un día como ayer. Ya saben que la semana que viene tenemos una reunión muy importante en el sitio de siempre. Ayer, una ‘componente’ de este magnífico grupo me dijo que en algunos casos a ciertas personas no hay que regalarles perchas sino que las compren y que se cuelguen en ellas. La verdad que me hizo reír. Por un momento me imaginé la situación. Pues eso! Gástate el dinero, porque hoy no hay regalo de perchas para ti que ya sabes que estamos en crisis.
Dale tiempo al tiempo… que el tiempo… tiempo te dará. Tu tren ya pasó y el mío está a punto de llegar… no hay mal que por bien no venga… así que te dejo que una mujer como yo necesita meter muchas cosas en la maleta.
Lo mejor está por llegar para mí. Y lo verás. Cuidado con las caídas. ;-)
A volar!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Exacto, tu tren está por llegar. Los cambios siempre deben ser a mejor, y el tuyo lo es. ¡Te lo mereces! En esta vida todo se paga, antes o después. ¡Tu positivismo contagia y traspasa fronteras! ♥

El incomodador dijo...

En todo caso el orgullo de compartir pupitre es de Matias Prats, por estar a tu lado y ver tu sonrisa.
En breve te veremos dando guerra como siempre.

Tu fan número 1 dijo...

Sigue así. Siempre has cummplido tus sueños. Me encanta tu blog. Te queremos. Ni se te ocurra cambiar nunca. Tienes estrella y eso no lo tiene todo el mundo. En un futuro muy próximo serás una periodista más que de prestigio. Da el salto YA a la televisión.